POBLADO URUGUAY, PARIDO POR UN RÍO – Parte 2

PRESS WORKERS

Los propietarios reciben las viviendas sin agua potable, ni energía eléctrica.

Como lo adelantara en la columna anterior y continuando con el relato de éste pueblo casi olvidado que sobrevive y se reinventa a cada día, haciendo uso de esa resiliencia social que solemos ver en nuestro interior profundosegún pude investigar:

Los beneficiarios y sus viviendas

Al principio, no se sabía cuál era la vivienda que se le correspondería a los pobladores, pero luego de estar pronto el proyecto se les hace saber que serían de dos y tres dormitorios, y que las ocuparían según la cantidad de miembros de la familia y sexo; también se buscó que parientes o vecinos de los ranchos se quedaran con sus viviendas aproximadas entre sí, para una mejor convivencia entre moradores.

A la mayoría de las viviendas las acompañaba una parcela de campo de una hectárea.

En septiembre de 1963 el sueño anhelado de treinta y ocho familias se hace realidad: reciben oficialmente sus nuevas moradas, quienes al poco tiempo, empuñando el arado, transformaron esa hectárea de campo en cultivo de maíz, boniato…todo tipo de hortalizas. Crecieron árboles frutales, se crían animales domésticos, y como siempre la lechera. Al caballo que trabajaba en el arado se lo veía en el carro con los “gurises”, cruzando hacia el monte en procura de la leña para el fogón, y al mediodía o atardecer se dejaba escapar el aroma de alguna torta de harina de maíz, y el recién elaborado gofio.

Vivienda de Poblado Uruguay

Hoy a casi 60 años, en los predios sólo vemos algunos cultivos de maíz, pequeños huertos, animales domésticos y equinos, pero la mayoría para otros fines que no son el arado y el carro; además nos hacen saber que algunos propietarios continuaron trabajando en las arroceras de Basilio Gonzales y Antonio Muñoz “Trola”, en Picada de Maya, cortando arroz a hoz (como lo hacían cuando vivían en los ranchos).

Gracias a memoriosos y residentes del Poblado, juntos logramos confeccionar la lista de los beneficiarios de viviendas por sus apellidos; es importante destacar que habían varios que se repetían debido a sus parentescos:

Aguirre-Alonzo-Apolinario-Araujo-Barboza-Barrios-Bertoche-Buzó-Castro-Cuello-Freire-Gonzales-Oxley-Pereira-Piñeiro-Porciúncula-Quenón-Ramirez-Ramos-Silvera-Techera-Trujillo.

Se Recuerda que Don Pedro Buzó, como damnificado, le correspondía una vivienda, pero era un hombre muy ceñudo, y no la aceptó, diciendo como argumento que le quitarían el trozo de campo de su propiedad.

Los propietarios reciben las viviendas sin agua potable, ni energía eléctrica. A la falta de luz ya estaban acostumbrados, pero el agua fue la que les hizo más necesaria. Recuerdan los memoriosos que recién se comenzó a pagar a UTE los trámites en 1986, pero la energía se hizo realidad en 1990, mientras que el agua alrededor de 1995.

Vida Social

Es importante citar de cómo se relacionaban socialmente los pobladores antes y después de la fundación de Poblado Uruguay, allí en aquella zona (según nos hacen saber los testimonios de los memoriosos): “A la gente de los ranchos y alrededores se les hacía costumbre y necesidad dedicarse al trabajo. Interactuaban muy poco debido a costumbres que seguían de sus antepasados, es así que muchos posponían a sus hijos de fiestas, otros sí los llevaban a reuniones bailables en las escuelas, casa de familias, o por ejemplo, a carreras de caballos, que se hacían la mayoría con fines benéficos”.

Una antigua moradora del Poblado nos relata: “Frente a donde se había construido la sede del Club Huracán, vivía Don Benjasmin Gallo con su familia. Allí hacían bailes en sus ranchos de pisos de tierra, y cuando había muchas parejas bailando se pedía un alto en la música, así, con una palangana de agua, se humedecía el piso para no levantar mucho polvo. Para participar de las reuniones bailables se tenía que recibir invitación de los dueños de casa, y era para un número limitado de personas”.

Nuestra memoriosa continúa su relato: “Si olvidaban de invitar algún vecino era seguro que quedarían enemistados, o podrían considerarlos enemigos. Cada familia tenía alrededor de cuatro a seis hijas, y otras con la misma cantidad de varones; así era una de las formas de relacionarse para futuros casamientos. Las jóvenes solteras embarazadas no frecuentaban a esos “bailes”, estaban prohibidas de entrar, y por lo general se marchaban a trabajar en estancias como cocineras y limpiadoras”.

Ya en el Poblado, los niños, jóvenes y algunos ya no tan jóvenes, en invierno, aislados por varios días de lluvias, se les hacía costumbre reunirse en el comercio de Don Gregorio Porciúncula. Se aglomeraban al sol detrás de la casa de este a oír música de la única radio a batería que había en el poblado.

Consultados, nuestros testigos fueron unánimes en señalar que los bailes eran los acontecimientos que despertaban más concurrencia de público, y cuando acompañaban a otras atracciones (fútbol, o raid de caballo); más aún con las nuevas instalaciones de la escuela, sus amplios salones se hacen excelentes para bailes, y es así que periódicamente se realizaban con fines benéficos (ayuda a la propia escuela y a la policlínica), y también lo hacía allí el Club Huracán mientras no tenía sede propia. Concurrían “bailarines” del propio poblado de la zona, Río Branco, y en varias oportunidades de Melo y Rincón de Ramírez.

En los límites del Poblado estaba el salón de baile perteneciente a Don Erley Gonzales Ramírez, su nombre: “Cinco Estrellas”. Allí también se realizaban bailes una vez al mes. Don Aramir Araujo Porciúncula fue la primera persona a organizar bailes en ese local, antes de estar construido el salón. Se bailaba en piso de tierra con un techo de paja, y rodeado de bolsas en forma de pared.

Nereyra Apolinario, hoy a la edad de 70 años, recuerda que en el año 1968, a la edad de 17 años, fue elegida en un baile del club “Miss Paso de Las Mercedes”. Para facilitar y asegurar la concurrencia del público, partían de Río Branco camiones y ómnibus para transportarlos, y luego por la mañana los regresaban.

Fachada del “Club 5 Estrellas” (en los días de hoy)

Anterior al fallecimiento de Don Erley, los últimos bailes los organizaba Valentín Borba, que además era integrante de una “orquesta” que animaba los bailes, mientras que a Don Erley le correspondía las ganancias de la cantina. Hicimos una visita al local, y pudimos observar que aún se conserva el salón, el espacio donde se ubicaba la orquesta, la ropería y cantina.

En cada semana de turismo en el Poblado, esperaban ansiosos la nostálgica “Vuelta Ciclística de la Tercera Sección”. Eran dos días que los vecinos confraternizaban con los visitantes. En aquellos años, Pablo Ocariz junto a Gregorio Gramajo “Gote”, Antonio Fernández, y Delmar Wasen “Coco”, eran, entre otros, los organizadores de este deporte del pedal. Pablo Ocariz recuerda que: “Don Lincon Araujo, junto a otros vecinos del Poblado Uruguay, eran los encargados de buscar donaciones para los gastos de estadía de los competidores y algunos miembros de la delegación. Llegábamos a la tarde, y a la mañana del día siguiente se largaba la última etapa con llegada a Río Branco. Era toda una fiesta, y nos despedían con mucho cariño”.

Quien es bien recordado es Don Oscar Gonzalvez allí en el Poblado: “Era una persona muy colaboradora, cuando se necesitaba alguna cosa las comisiones recurrían a él. Gracias a su influencia, se traían a las reinas del carnaval de Río Branco a los bailes del “Huracán”, y hasta se hacía un desfile por las calles”.

Nos trasladamos al domicilio de Oscar a realizarle una visita. Fuimos recibidos por su familia muy cordialmente, y tuvimos una breve charla con él, pero infelizmente, debido a su salud, no pudimos obtener relatos de su vida allí en el Poblado, pero con la memoria de otros quedarán grabados sus pasos por Poblado Uruguay.

En próximas entregas continuaré contandoles más particularidades del Poblado Uruguay.

Juan Carlos Muníz

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Peão rural, Artísta plástico, Rescatista histórico e Escritor.

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