las fronteras

LAS FRONTERAS O TERCERAS ZONAS

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Las regiones que circundan los límites -en este caso, de nuestros países-, suelen presentar características bien particulares e indefinidas, que las diferencias del resto de las zonas.

La población de estas regiones (que otrora se conformaron por mandatos de gobierno para frenar las invasiones extranjeras, que surgieron como fuente o suministro de víveres para las guardias armadas de los nacientes Estados), en algún punto dejó de mirar al otro como enemigo, de pensar en el extranjero como sinónimo de peligro, y así la frontera se fue conformando como ejemplo de paz, de convivencia y sobrevivencia, muchas veces al margen del mercado y del control financiero estatal, con sus propias reglas, respetando las diferencias y la otredad de moneda, de raza y de lengua.

Lingüístico

Esto ocurre a nivel geopolítico, pero también se aplica al área de las lenguas, al mercado laboral, o al sector económico y comercial; todos ellos, viven y laten de forma distinta. Las franjas etarias, las clases sociales y la atención de salud, son particularidades que se presentan en las zonas de frontera de una forma muy singular: no es lo mismo la atención médica de las regiones de frontera que la que se brinda en la capital, no es lo mismo ser pobre aquí que allá, tampoco es igual envejecer, ser joven o ser niño lejos de las metrópolis administrativas de la República.

Si un individuo nace, crece y se forma en un contexto social vulnerable, en cualquier parte del país, está en riesgo de caer en la miseria; pero el que vive en las fronteras enfrenta ese riesgo con mayor fragilidad. Esa zona de desarrollo proximal, donde mucho dista el mundo real del ideal, que por mucho tiempo fue visto como fortaleza, donde las familias que migraban encontraban un punto de unidad, de superación y recuperación social, hoy se han transformado en espacio de confrontación, desolación y violencia.

Desde cuando

Desde la época de las Colonias se ha pretendido dominar y gobernar estas regiones desde un escritorio o despacho, en principio desde Europa, luego desde la capital; por eso, la tradicional práctica comercial de adquirir mercaderías de un lado de la frontera para venderlas al otro lado es llamada “contra-bando”, es decir, contrario a la orden de la Corona comunicada como “Bando” a las Colonias, donde se les prohibía expresamente comercializar con los pobladores del otro “bando”. Mientras tanto, los pobladores que habitaban esta región liminar (del latín limes: “límite” o “frontera”, cuando no se está ni en un sitio ni en otro, físico o mental) se ingeniaban para sobrevivir y producir a espaldas de las autoridades, a su manera, conscientes de esa bipolaridad ideal que se trataba de imponer.

Ese desplazamiento de la lógica binaria -español y portugués, legal e ilegal, capital o interior-, “ha caracterizado estos lugares “transfronterizos”, fundamentalmente por la interacción que producen las movilidades de las personas en sus constantes y continuos cruces” ([1]); así, se ha impuesto otra realidad y se superponen otros intereses y actividades de ida y vuelta, de estudio y trabajo en un lado y otro, de familias compuestas por integrantes de un lado y otro de las fronteras, de consumo de víveres adquiridos donde esté más barato.

Identidad local

Tal como señalan Ovando y Ramos “las áreas fronterizas son el lugar donde las identidades dominantes (El Estado y el tránsito de capitales) luchan por mantener incuestionada su hegemonía, mientras que las identidades subalternas luchan por el reconocimiento social” ([2]); ello se ve expresado en el trabajo informal, las actividades delictivas que afectan al Estado y la evasión o corrupción de las fuerzas estatales que interpelan esa autoridad estatal percibida como represiva.

Estos espacios, estos entre-medios, proveen de un terreno fértil para elaborar nuevas estrategias de identidad, sitios innovadores de colaboración, cuestionamiento y elaboración de nuevos paradigmas que representen las necesidades de esos “entrelugares” (a decir de Joao Batista de Almeida Costa), siempre y cuando exista la voluntad de construir gobernanza y democratización de las terceras zonas, volviendo estos territorios más inclusivos y participativos.

Falsa gobernanza

Entonces, si desde los orígenes de nuestra América la concepción de este “tercer espacio” -como le llama el Antropólogo Homi k. Bhabha- ha sido ficticia, política e ideal, haciendo que los que están en el lugar se adapten como puedan y sobrevivan de la mejor forma, no podemos esperar que un Plan Estratégico Nacional de Fronteras ([3]) como el presentado hace cuatro meses, una ley o un decreto que se pueda promulgar, cambie en algo nuestras vidas, si nuestras voces no están presentes en él.

Por eso a partir de hoy, a través de estas columnas, intentaremos transmitir la voz de los verdaderos protagonistas, reflejando la vida y el sentir de los pobladores de las fronteras desde una perspectiva local, identificada con quienes día a día construyen sociedad en las fronteras, trayendo a la luz problemáticas difusas, realidades olvidadas y necesidades ignoradas.

Es responsabilidad de cada uno de nosotros hacer de nuestras fronteras lugares menos violentos y más habitables, juntos y entre todos, viviendo en las “fronteras de la paz” en paz, con dialogo y sin violencia.

Richar Enry Ferreira

Publicado en: Tiempo de Noticias (Diario papel de Chuy-Chuí)

Fuentes:

  • Parker, N. y Vaughan-Williams, N. (2009). ¿Líneas en la arena? Hacia una Agenda de Estudios Críticos de Frontera. Geopolítica, 14(3), 582-587.
  • Ovando, C. y Ramos, R. (2016). Imaginarios geográficos en torno a la franja fronteriza de Tarapacá: el Estado y los habitantes/migrantes. Scripta Nova. Revista electrónica de Geografía y Ciencias Sociales, XX(529), 1-25.
  • Página web de Presidencia de la República – Políticas de Estado – Gobierno presentó las bases del Plan Nacional de Frontera, 07/02/2022, Uruguay.

 

 

 

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Produtor e documentalista, investigador, escritor, jornalista e amigo da natureza.

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