“Ser ambientalista está de moda, si no eres activista estás “out””,
dijo una figura pública hace unos días.
Quien cree que la cuestión ambiental, o todo esto del trato respetuoso con el planeta es nuevo o está bien visto ahora, se equivoca. La contaminación actual no es solo por culpa de la modernidad, de la globalización o de la industria voraz, sino que siempre radicó en la forma en cómo se hacen las cosas.
Haciendo memoria
Históricamente, en cada lugar que los pueblos se asentaban, los entornos naturales se modificaban y ante cada alteración eco-sistémica, voces se levantaban para salvaguardar las vidas humanas y la naturaleza -tan necesaria para la preservación humana y sobrevivencia colectiva-, desde la antigüedad, pasando por la década del 60´ y 70´ con el movimiento hippie hasta la modernidad, todos hicieron de freno a la avanzada civilizatoria, y una vez que sus acciones llegaban a los líderes, muchas veces estos procedían a la adaptación de dicha práctica para revertir o mitigar el peligroso daño cometido.
Ejemplo de ellos son:
- Alexander Von Humboldt (14/9/1769-06/05/1859) reconocido como el primer ambientalista, reaccionó espantado por la deforestación y el impacto que eso traería para las nuevas generaciones, logrando que hoy se apliquen planes de manejo, seguimiento, estudio y preservación de los bosques en gran parte de América y el mundo, a pesar de que la tala desmedida sigue siendo un problema;
- Rechael Carson (27/5/1907-14/04/1964), puso su atención en la conservación, especialmente en los problemas que ella consideraba que eran causados por el uso de pesticidassintéticos, llevándonos a tomar conciencia de lo dependiente que está nuestra salud de nuestro sistema de producción de alimentos y cuanto puede afectarnos el uso de químicos en el aumento de la producción agrícola, aunque sin embargo aún hoy se siguen usando pesticidas y fungicidas perjudiciales;
- y Jacque-Yves Cousteau (11/6/1910-25/06/1997) hombre de mar que nos hizo mirar con otros ojos e vasto océano y nos enseñó a valorar la riqueza natural que subyace bajo las aguas oceánicas, incentivando y promoviendo prácticas, legales y sociales de protección con el bioma marino que aún hoy siguen en disputa y al que no solemos darle gran valor.Todos ellos hicieron por la ecología, incidieron en la realidad y lograron cambios, no solo dijeron, sino que nos mostraron el cómo hacerlo, y eso es lo que los hace únicos.
Todos ellos hicieron por la ecología, incidieron en la realidad y lograron cambios, no solo dijeron, sino que nos mostraron el cómo hacerlo, y eso es lo que los hace únicos.



Parte del problema
Parece, que tal como lo aseguraba Paul Robbins: “La creciente escasez de los recursos producida por la apropiación de autoridades oficiales, corporaciones, o élites sociales, acelera los conflictos entre grupos en términos de género, clase o etnicidad. De manera similar los problemas ambientales se politizan cuando grupos locales aseguran control de los recursos colectivos a costa de otros, acentuando (y legitimando) las intervenciones de manejo y desarrollo de los estados y las corporaciones”[1].
Entonces, lo que ha cambiado es la estructuración de nuestras organizaciones gubernamentales, hoy “no quieren escuchar a los científicos” ni a la voz de la experiencia, o de la ecuanimidad, hoy se presta más atención a nuevos líderes -que tienen muy buena prensa, poseen miles de seguidores o millones de “like”-, y por ejemplo, nos aseguran que la solución al problema de la contaminación por plástico es reusarlo, nos quieren convencer que si reciclamos reducimos el impacto ambiental de nuestros residuos, o peor aún, intentan convencernos que la solución es enterrarlo, cuando en realidad eso son solo paliativos y la clave está en producir menos plásticos[2] y adquirir solo lo necesario, pero claro, eso no está en sintonía con la sociedad de consumo que el mercado requiere.
Como lo afirma José M. Atiles-Osoria: “El colonialismo ambiental opera de forma planificada, legitimada y con el consentimiento y la participación de las elites nacionales. Con éste se procura que la extracción, contaminación y destrucción del medioambiente esté legitimada bajo la promesa de una retribución”[3],que puede ser más empleo, energía más limpia o simplemente más ingresos para el Estado, como si algo de esto lo justificara.
Conceptualmente
Ser “ambientalista” no es de izquierda ni de derecha, no es de “loquitos soñadores” o “abrazadores de árboles”, sino que es cuestión de sobrevivencia humana, y si en la vida sobrevive el más apto, por lo visto no son los grupos que nos lideran los que están actuando como los aptos para mantenernos vivos, mucho menos para conservar la especie humana; si seguimos destruyendo el hábitat de seres abióticos y bióticos, naturales y químicos, orgánico e inorgánicos, incluso de aquellos que no poseen vida, pero que caracterizan y forman el ecosistema donde habitamos, no estamos demostrando mucho de sapiens.
Tendrá razón el papa Francisco, cuando plantea en su encíclica Laudato Si` que: “La falta de preocupación por medir los daños a la naturaleza y el impacto medioambiental de las decisiones no es más que el reflejo evidente del desinterés por reconocer el mensaje que la naturaleza lleva inscrito en sus propias estructuras”, y que así “será difícil escuchar los gritos de la propia naturaleza”[4]
La cuestión es que, no hay motivo para celebrar cuando un gobierno deja que otro país, más moderno y avanzado, en vez de contaminar sus aguas venga a contaminar las nuestras, subterráneas o superficiales, peor aún, no hay agenda velada tolerable cuando el objetivo de desarrollo no solo es contaminar nuestras tierras -en acuerdo con privados, interesados solo en obtener un mayor lucro-, sino que es volver el agua en energía (descomponiéndola), dejándonos sin nuestro elemento más vital no renovable.
Al fin y al acabo
Nada nuevo hay bajo el sol, solo cambian las estrategias y se diversifican los intereses comerciales, por eso, sería bueno y sano para todos empezar a pensar más en el mañana, nuestro, de nuestros hijos o nietos, no solo porque la contaminación no para, sino porque cuidar la naturaleza no es cuestión de conveniencia, de ganancia o de moda, sino de sustentabilidad, de sobrevivencia, y el mejor camino a seguir parece ser la organización civil de las personas preocupadas por la naturaleza, porque como dijo el Biólogo Wilson Ramírez de Colombia en su visita a Uruguay: “no se puede plantear un balance entre los círculos económico y social sin pensar primero en la naturaleza, ya que desde que nacemos dependemos de ella, y nada existe si no hay naturaleza”.
Publicado en: Cerro Largo Portal
Fuentes:
Robbins, Paul (2012), Political ecology: a crltical introductions to geography, second edition, Wiley-Blackwell, West Sussex, 288 pp., ISBN: 978-0-470-65732-4.
Agencia EFE Ciencia https://efeverde.com/residuos-plasticos-artico/
Revista Crítica de Ciências Sociais – 100 | 2013 Crise ecológica e novos desafios para a democracia / José M. Atiles-Osoria. Colonialismo ambiental, criminalización y resistencias: Las movilizaciones puertorriqueñas por la justicia ambiental en el siglo xxi.
FRANCISCO. Laudato Si´: sobre el cuidado de la casa común. Paulus/Loyola, 2015, p. 74.
[1] Robbins, Paul (2012), Political ecology: a crltical introductions to geography, second edition, Wiley-Blackwell, West Sussex, 288 pp., ISBN: 978-0-470-65732-4
[2] Agencia EFE Ciencia https://efeverde.com/residuos-plasticos-artico/
[3] Revista Crítica de Ciências Sociais – 100 | 2013 Crise ecológica e novos desafios para a democracia / José M. Atiles-Osoria. Colonialismo ambiental, criminalización y resistencias: Las movilizaciones puertorriqueñas por la justicia ambiental en el siglo xxi

Productor y documentalista, investigador, escritor, periodista y amigo de la naturaleza.