“Las formas organizativas del Estado y el funcionamiento del mismo deberían reorientarse a efecto de lograr una mejor posibilidad para que los principios del desarrollo sustentable se cumplan” (Kliksberg 2014)
Gobernanza Social y Ambiental o ESG (Environmental, Social, Governance)
En una entrega anterior, hablé de colonialismo ambiental y no es un término que yo haya tenido la brillante idea de acuñar, sino que se trata de una definición aplicada por Atiles Osoria para a analizar y referirse a la conducta de imposición y sometimiento que se ejerce por parte de los gobiernos de los Estados, así como las respuestas represivas de estos a las movilizaciones, manifestaciones y concentraciones de ambientalistas, criminalizadas y tildadas de peligrosas para la democracia, y por lo tanto reprimidas y prohibidas en algunos lugares del planeta.
Lo cierto es que este tipo de actividades sociales son la consecuencia inevitable de decisiones que el propio Estado causa con acciones que van en contra de los intereses del soberano, la población, y que éste entiende debe defender elevando la voz, saliendo a la calle y reclamando por todas las vías legales posibles, interponiendo recursos y accionando mecanismos cívicos electorales.
Dicho tipo de rotulación o etiquetamiento social, e incluso policial o judicial, no solo es represivo y discriminatorio, sino que lesiona el libre ejercicio de los Derechos Humanos, lo que, por su vez, también lesionan el medio ambiente y descuida la sostenibilidad del planeta, violando también así los Derechos Humanos del soberano a una vida plena.
VIVIR BIEN
Si los Estados propendieran a la construcción de una verdadera gobernanza ambiental, pondrían al acceso de los ciudadanos todos los datos relativos a los niveles de contaminación del aire, en zonas pobladas y rurales, brindarían información sobre el estado del agua potable que se brinda en las canillas de las casas para el consumo humano, facilitarían a la población en general los estudios y mapeos de suelo que existen y revelarían los niveles de contaminación por sustancias peligrosas que poseen nuestras tierras.
Tal como lo expresa L.F. Aguilar, gobernanza “Consiste y se muestra en las pautas de comportamiento que los gobernantes practican al relacionarse con los diversos grupos sociales para definir con ellos los objetivos de valor de la vida asociada, procurar su aporte para realizarlos, atender sus problemas, arbitrar conflictos y agravios que aparecen inevitablemente en la convivencia humana”. (2006, p. 65-66)
Para que el poder del Estado esté verdaderamente en manos del Soberano, nada de esto puede estar oculto y todo debe ser accesible a nuestro análisis y comprensión, deben haber sitios donde se puedan acceder a esa información veraz y transparente, se dispondría de asesores y equipos profesionales avocados a la información y formación de niños y jóvenes, enseñando a cuidar mejor de la tierra, a preservar el agua que bebemos y a entender de qué modo podemos impulsar el desarrollo sin contaminar el aire que respiramos .
SIN EMBARGO
Sin embargo, actualmente parece que los líderes gubernamentales han optado por ir en el sentido contrario, ocultando y subinformando, como si la intención fuera engañar, distraer o desenfocar la atención de lo que verdaderamente nos importa hoy, la sobrevivencia humana, ambiental y natural del planeta.
Ya no nos quita el sueño la inseguridad, el desempleo o la crisis económica, ahora y finalmente, gran parte de las personas hemos reaccionado y requerimos que el ambiente donde habitamos, nos asegure la preservación y sobrevivencia de las generaciones venidera, porque sin un entorno sano, natural y orgánico. Porque no importará la crisis financiera, ni la ola de desempleos o el nivel de inseguridad, ya que todo eso solo existe en este mundo que conocemos y vivimos mientras exista planeta.
CRECIMIENTO O DESARROLLO SUSTENTABLE
Esta regla de gobernanza también debería aplicarse al mundo empresarial privado, y no porque el Estado deba inmiscuirse en los asuntos comerciales de particulares, sino porque, el accionar de los privados afecta directamente los intereses del soberano, el mismo que impone en el poder del Estado a las personas que lo gobiernan. Si el acuerdo entre el Estado y los privados nos deja la herencia de una tierra infértil, contaminada y compactada al cabo de algunas décadas, deben ser los ciudadanos los que deben participar en la regulación de ese usufructo, porque será otro soberano el que intentará dar vuelta la tierra inútil para ganarse el sustento con el fruto de sus manos.
Toda y cualquier empresa que pretende hacer un uso irracional e indiscriminado del suelo y subsuelo, del agua o del aire, también debería construir gobernanza abriendo espacios de dialogo con las comunidades tradicionales, informando los detalles, exponiendo sus pretensiones e informando las medidas de compensación por el impacto ambiental, o el daño que su proyecto empresarial o comercial puede llegar a causar, en el medio local y regional donde pretende instalarse, haciéndose responsable de sus actitudes no solo con dinero.
PARA ASEGURAR
“El Acuerdo de Escazú promueve elevar los derechos de acceso en materia ambiental y de recursos naturales, ello implica consolidar las herramientas de transparencia, rendición de cuentas y datos abiertos; reforzar la participación pública superando la brecha de implementación de derechos y asegurando un enfoque de derechos humanos en su aplicación”
Hoy cuando se habla de reducir las emisiones de gases efecto estufa, de disminuir la huella hídrica o de carbono, de frenar el calentamiento global y de revertir la contaminación global, estos mecanismos no deberían ser opcionales u optativos, sino que tendrían que ser imponderables, imprescindibles requisitos “sine qua non” de una iniciativa de desarrollo urbano, rural o industrial.
Al contrario de ello, lo que solemos ver es que todos deciden flexibilizar las medidas de cuidado ambiental con diversos proyectos, porque en caso contrario -nos dicen- las inversiones no llegaran, se desincentivará el desarrollo y nos quedaremos en el ostracismo. Pero, olvidan que entre tanto ceder y ceder, flexibilizar y contemplar los intereses financieros, de cualquier modo, se quedarán sin desarrollo y se sumergirá a las colectividades locales en la más profunda miseria, porque dentro de diez, treinta o cincuenta años esas inversiones se irán en busca de otras tierras para inutilizar, a cambio de otros aires para contaminar y otras aguas que descomponer, dejándonos desolación y perjuicios, así como lo hicieron aquí, seguirán intercambiando “espejitos de colores” por esperanza de evolución y modernización.
“La restauración del paisaje, del medio ambiente, es un factor básico para una agricultura sana”. Ana María Primavesi
IDEALMENTE
Cualquier proyecto que no coloca los intereses ambientales por encima de todo, está condenado a fracasar, a generar más problemas y a destruir el ecosistema local, desde una simple casa para una familia, hasta la mayor y más moderna planta de procesamiento, desde la basura que cada uno genera y no se hace responsable, hasta la gran contaminación industrial que se expele al aire sin filtro, se descarta en el suelo o en los lechos de agua superficial y subterráneas, ninguna podrá jamás ser asimilada por el planeta sin las subsecuentes consecuencias: inundaciones, sequías, lluvia acida, enfermedades, etc..
La democrática construcción de una verdadera gobernanza ambiental es permanentemente relegada y se le niega valor, y no es solo por miedo a la postura que el soberano pueda adoptar –ya que generalmente está desinformado sobre el tema particular-, o por las objeciones que la población pueda esgrimir en una Comisión –porque el marco conceptual no es claro y las verdaderas cifras se ocultan-, sino que, es porque reconocen implícitamente que, tanto públicos como privados, en gran parte de sus proyectos borran con el codo lo que escriben con la mano.
Mientras ellos hacen lo contrario a lo que predican, y saben que el dinero de las iniciativas se iría por el caño si es comprobado y se hace público que su iniciativa causa mayor daño que beneficio, perdiendo así no solo un poder económico volátil y espurio, sino también, el estatus y privilegio que el discurso verde da entre la comunidad ambientalista global cuando de expandirse y crecer se trata, la sociedad debe organizarse y defender el planeta.
Publicado en: Cerro Largo Portal
Fuentes:
Informe Kliksberg https://es.scribd.com/document/509759453/EL-INFORME-KLIKSBERG-IV-EQUIDAD-Y-DESIGUALDAD#
Ana Maria Primavesi https://anamariaprimavesi.com.br/category/textos/
Véase el Convenio de la OIT sobre Pueblos Indígenas y Tribales, 1989 (núm. 169), art. 15, párr. 1.

Productor y documentalista, investigador, escritor, periodista y amigo de la naturaleza.